Desenmascarando el algoritmo de Instagram

Seamos realistas: ¿Cuántas veces no subiste un reel con audio en tendencia, edición increíble y un copy digno de un Pulitzer… Y a la hora siguiente, ¿Ni tu mamá lo vio? La verdad es que la culpa no es (solo) tuya. Es de nuestro villano favorito: el algoritmo, ese ex tóxico que aparece justo cuando ya lo olvidaste y de pronto te manda un “👀” a las 2 am.
La primera hora = la primera cita
La primera hora de tu post es como una primera cita de Tinder: si no hay química, no habrá segunda. El algoritmo te mide rapidísimo: ¿hubo likes? ¿guardados? ¿compartidos? Si no, te manda al archivo muerto. Ejemplo fresco: los memes del regreso de Bad Bunny (¿te acuerdas de las sillas?) bueno, explotaron en minutos… y al día siguiente nadie se acordaba. No fue magia, fue el boost de la primera hora.
Gatitos 1 – 0 Tu reel
¿Por qué pasa esto? Porque Instagram y TikTok no quieren mostrarte TODO lo que postean tus amigos, quieren mostrarte lo que te mantiene pegado a tu smartphone. Y si tu video no atrapa rápido, bye bye. Mejor te lanzan un gatito cayéndose de la mesa o un meme buenísimo (porque eso sí engancha al instante).
La clave está en la conversación
Yo también la he regado. Posteitos que juraba eran la octava maravilla terminaron en el panteón digital. La diferencia está en la conversación que generas. No publiques por publicar. Publica algo que tu comunidad quiera guardar, compartir o discutir. Porque en el mundo digital, la moneda más valiosa no son los likes: es la interacción real.
Consejo chicharronero:
La próxima vez que publiques, grábate esto: tu primera hora es oro. No importa si tienes 100 o 10,000 seguidores: importa qué tan bien conectas con ellxs en ese primer round. Si tu contenido engancha, el algoritmo vuelve a buscarte (como ex con insomnio). Y si no… pues siempre queda el unfollow y otra oportunidad.